miércoles, 2 de mayo de 2012
NATURALEZA, ORIGEN, EVOLUCIÓN Y FINALIDAD DE LA EDUCACIÓN PERMANENTE
1. NATURALEZA
Para comprender qué se entiende por Educación Permanente recordaremos que el proceso educativo también se puede considerar como el fenómeno comunicativo que se establece entre el educador y el educando y que se relacionan de una forma intencional por medio de la cual el educador enseña y el educando aprende. En este proceso debe darse una vinculación con el mundo de los valores, para capacitar al destinatario del proceso de enseñanza-aprendizaje a la libre elección de asumir lo que se le trasmite para que siempre pueda entender, captar y aceptar las intenciones del que enseña con juicio crítico y de un modo libre.
En el concepto de la educación como proceso de comunicación se encierra la heteroeducación, trasmisión del que sabe al que aprende. Sin embargo, no se puede olvidar la autoeducación, en cuyo caso se puede hablar de una enseñanza por descubrimiento; nos hallamos ante el sentido clásico de la invención, y, de la creación al vincular los descubrimientos con la experiencia. Esta etapa de aprendizaje supone mayor madurez, porque el educando ya es capaz de darse cuenta del proceso a seguir para avanzar en su propia formación y perfeccionamiento de modo permanente, se puede decir que está capacitado para aprender a aprender.
Una forma de definir la educación ha sido el establecimiento de límites cronológicos en el proceso educativo. Cuando en educación se establecen límites se entiende en dos sentidos, el inicial y el final. Ambos se consideran como la duración de la educación en cuanto a cuándo debe comenzar y cuándo debe finalizar. Otra cuestión respecto a la duración se plantea si, una vez iniciada, esta educación debe durar tanto como la vida misma. Si afirmásemos que la educación finaliza antes que la vida del hombre estaríamos ante el problema de establecer cuándo debe ser el momento final de la educación.
Ante estas reflexiones nos resulta evidente que la educación no se puede circunscribir a un espacio –escuela, universidad– ni a un tiempo; la persona siempre tiene necesidades para desarrollar sus potencialidades y requiere perfeccionar la capacidad de aprender a lo largo de su vida según las necesidades que aparecen en las distintas etapas vitales. Esta potencialidad de desarrollo es específica de la persona a diferencia de los animales que no aprenden de forma intencional. La educación, por tanto, desborda el marco de las instituciones académicas y es un proceso inacabado en el tiempo.
2. ORIGEN Y EVOLUCIÓN
La idea de continuidad del proceso educativo ha estado presente a lo largo de la historia, aunque ha sido en estas últimas décadas cuando los teóricos de la educación la han señalado como educación permanente y la han definido con mayor precisión.
Autores como E. Gelpi afirman que “la historia de la educación es la historia de la educación permanente” y Tünnermann2 escribe que “el suceso más importante ocurrido en la historia de la educación de la segunda mitad del siglo XX” es la educación permanente. Sin detenernos en el énfasis polémico que pueden suscitar estas afirmaciones, defendemos la importancia de la educación permanente en el momento presente. Los cambios rápidos en las organizaciones y los avances tecnológicos requieren y propician una actitud de permanente actividad en la actualización de saberes y adquisición de competencias.
En todas las civilizaciones encontramos claramente expuesta la idea de que la educación es un proceso sin limitaciones ni de tiempo ni de espacio porque el proceso de vivir y de participar en la comunidad comporta un continuo aprendizaje. Sin embargo, no se puede confundir la educación permanente tal como se entiende en el momento presente y la educación permanente en las sociedades tradicionales; porque hoy día la educación permanente está vinculada a la innovación y a la mejora de futuro mientras que la educación permanente entendida en el pasado era la capacidad de preservar el pasado tradicional de modo estático para evitar que se perdieran los logros alcanzados.
En los estudios históricos del concepto de educación permanente llevados a cabo por Kirpal, y recogidos en Fundamentos de la educación permanente, se destaca la idea hindú del aprendizaje cultural recogida en las escrituras religiosas y en los clásicos de su literatura.
En el cuarto discurso del Bhagavad-Ghita “El yoga de la sabiduría”, Krishna dice a su amigo y discípulo Arjuna:
“Toda acción, en su integridad, culmina en la sabiduría. Fórmate en ella a través del discipulado, la investigación, y el servicio. Los sabios, los videntes de las cosas te instruirán en la sabiduría. Y conociéndola no volverás a caer en tal confusión... En verdad, no existe en este mundo purificador mayor que la sabiduría: quien se halla perfeccionado en el yoga, la encuentra dentro de sí mismo, en el debido momento”.
Cuando ahora nos referimos a la educación permanente estamos incluyendo la educación formal e institucional, la no formal recurrente o continua y la informal. La función del educador en este momento de la historia además de trasmitir conocimientos, actitudes, valores y destrezas, tiene que provocar la curiosidad y promover las posibilidades individuales para trasformarlas en capacidades de aprender autónomamente.
Siguiendo el recorrido histórico, en el libro VII de la República de Platón (427-348 a. J.C.) ya se hablaba de prolongar la educación “a los cincuenta de edad”4 (la esperanza de vida de aquel momento).
Posteriormente Comenio (1592-1670) sostuvo que cada edad estaba destinada al aprendizaje, de modo que no hay otro fin del aprendizaje que el final de la vida misma. Es con Condorcet cuando presenta su célebre Informe a la Asamblea Legislativa francesa el 21 de abril de 1792, el momento en que se descubre la educación permanente en un sentido semejante a como se entiende hoy día:
“Continuando así la instrucción durante toda la vida, se impedirá que los conocimientos adquiridos en las escuelas se borren demasiado prontamente de la memoria; se mantendrá en los espíritus una actividad útil; se instruirá a los pueblos en nuevas leyes, en observaciones de agricultura, en métodos domésticos que les importa no ignorar; se les podrá mostrar, en fin, el arte de instruirse por sí mismos”.
En el discurso pronunciado por el Director General Adjunto de la UNESCO, en la Asociación de Escuelas de las Naciones Unidas, el 21 de agosto de 1970 en Nueva York, en aquel momento Dr. Malcolm S. Adiseshiah reconocía que el concepto de la educación permanente debía parte de su configuración a los trabajos realizados para la promoción de la educación de adultos dando inicio en esta segunda mitad del siglo XX a deslindar la educación permanente de la educación de adultos.
Aunque la idea de permanencia del proceso educativo se recoge a propósito de la educación de adultos en la cita informe del Comité de Educación de Adultos de 1919 del Reino Unido: la educación de adultos es “una necesidad permanente, un aspecto imprescindible de la ciudadanía y, por tanto, debe ser general y durar toda la vida”6. Aunque la educación de adultos fue la punta de lanza de la educación permanente no se pueden confundir, ya que la educación de adultos es la que se dedica a un determinado grupo definido por la edad y la educación permanente abarca todas las edades. Hoy día la educación “no acepta límites temporales; la plasticidad del cerebro humano es tal que nos permite captar, pensar, reflexionar, permanentemente, por lo que la educación es un proceso atemporal que dura lo que dura la vida humana”. Se hace impensable restringir la educación al período de escolarización, pues de un modo u otro, consciente o no, el hombre es capaz de perfeccionarse, aprender y educarse siempre.
Destacamos el impacto que tuvo el Informe de la Comisión Internacional para el Desarrollo de la Educación que presidió Edgard Faure y se publicó en 1973 con el título Aprender a ser. En el preámbulo de esa obra se destacan dos nociones fundamentales: La educación permanente y la ciudad educativa, siendo la educación permanente la llave de la ciudad educativa.
Ya a finales del siglo XX, en el Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI, presidida por J. Delors y publicado bajo el titulo La educación encierra un tesoro (1996) el capítulo 5 se dedica precisamente a “La educación a lo largo de la vida” por la importancia de este Informe se recogen algunos párrafos que ayudan a clarificar el concepto de educación permanente:
“La educación ocupa un lugar cada vez mayor en la vida de los individuos a medida que aumenta su función en la dinámica de las sociedades modernas. Este fenómeno tiene diversas causas. La división tradicional de la existencia en períodos claramente separados –la infancia y la juventud, dedicadas a la educación escolar; la edad adulta, consagrada a la actividad profesional y el período de la jubilación- ha dejado de corresponder a las realidades de la vida contemporánea y se ajusta aún menos a los imperativos del futuro. Nadie puede hoy esperar que el acervo inicial de conocimientos constituido en la juventud baste para toda la vida, pues la rápida evolución del mundo exige una actualización permanente del saber. (...)
Es indispensable reflexionar nuevamente acerca de la distinción tradicional entre educación básica y educación permanente. Para adaptarse realmente a las necesidades de las sociedades modernas, la educación permanente no puede ya definirse por referencia a un período particular de la vida –por ejemplo, la educación de adultos, por contraposición a la educación de los jóvenes- o una finalidad demasiado circunscrita, cuando se distingue, por ejemplo, la formación profesional de la formación general. En lo sucesivo, el periodo de aprendizaje cubre toda la vida, y cada tipo de conocimiento invade el ámbito de los demás y los enriquece (...) la educación, debido a la misión que se le ha asignado y a las múltiples formas que puede adoptar, abarca, desde la infancia hasta el final de la vida, todos los medios que permiten a una persona adquirir un conocimiento dinámico del mundo, de los demás y de sí misma, combinando con flexibilidad los cuatro aprendizajes fundamentales [Se refiere a los cuatro pilares de la educación: Aprender a conocer, Aprender a hacer, Aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los demás y Aprender a ser. Cfr. La educación encierra un tesoro. Madrid: Santillana Ediciones UNESCO, 1996, págs. 96-109.] (...)
La Comisión ha optado por designar este proceso continuo de educación, que abarca toda la existencia y se ajusta a las dimensiones de la sociedad, con el nombre de “educación a lo largo de la vida. A juicio de la Comisión, esta noción representa la clave para entrar en siglo XXI, y el requisito fundamental para un dominio cada vez mayor de los ritmos y tiempos del ser humano, que supera con mucho la necesidad de adaptarse a los imperativos del mundo del trabajo.”
Tras la publicación del Informe Delors sobre la educación para el siglo XXI, ya queda totalmente separada la educación de adultos, entendida en sentido restringido a la alfabetización o formación compensatoria y, trasciende hasta entender la educación permanente como una respuesta a las nuevas necesidades familiares, sociales y empresariales, en este último campo las empresas necesitan que sus empleados mejoren sus aptitudes para mantener el empleo y reforzar la competitividad.
En un nuevo avance sobre la educación a lo largo de la vida se hace hincapié en un nuevo matiz: siempre es momento de aprender.
La educación permanente es un proceso continuo que pretende que toda persona se mantenga al día respecto a los cambios económicos, sociales, políticos, tecnológicos, artísticos y ambientales; para lograr el total desarrollo de las capacidades como individuo que vive en un contexto social determinado.
Teóricamente la educación permanente pone su esfuerzo en coordinar todos los recursos disponibles para que las personas accedan al aprendizaje desde cualquier lugar y ambiente en que se encuentren. Esto se concreta en acciones prácticas que permitan remediar carencias debidas al pasado porque no se tuvo acceso a la educación o porque con los movimientos migratorios se encuentran en contextos sociales que requieren de una nueva alfabetización y alcanzar las destrezas para la utilización de herramientas que evolucionan de forma continua.
Resumiendo, se puede decir que la educación permanente es el proceso continuo integral, globalizador y completo que abarca todas las dimensiones del desarrollo de la persona “desde la cuna a la tumba” en expresión acuñada para indicar que permanece toda la vida. Asimismo es universal en cuanto que todos pueden beneficiarse de la educación y, a la vez, es individual porque personalmente se asume libremente la opción de aprender y, en este sentido, se puede decir que tiene un carácter dinámico e integrador que contribuye a ordenar y jerarquizar el propio pensamiento buscando el sentido profundo de la existencia en el trabajo, en las relaciones sociales y en el tiempo libre.
3. FINALIDAD DE LA EDUCACIÓN PERMANENTE
Siguiendo el Informe Delors y los cuatro pilares básicos del aprendizaje sobre los que debe estructurarse el conocimiento.
3.1. Aprender conocer
Aprender a conocer es un tipo de aprendizaje que inclina a cada persona a aprender a comprender el contexto que le rodea. Este conocimiento le permitirá vivir con dignidad al desarrollar sus capacidades profesionales y saber comunicarse con los demás. Aunque este aprendizaje no tiene una aplicación aparentemente inmediata proporciona la curiosidad intelectual y estimula el sentido crítico que lleva a descifrar la realidad con un juicio personal. Se insiste que este aprendizaje permanente debe adquirirse desde la infancia y como el conocimiento es múltiple y evolutivo al desarrollar esta capacidad en el futuro se estará abierto a lenguajes y conocimientos que permitan abrirse a lo que hacen y desarrollan otros posibilitando la cooperación y la apertura contribuye a crear sinergias entre disciplinas diversas.
Este aprender a conocer está vinculado al aprender a aprender en tanto que supone ejercicios de atención de memoria y de pensamiento reflexivo. El exceso de informaciones a través de los medios de comunicación social requiere una formación que permita profundizar en la información captada para evaluarla y asimilarla de forma que pueda aprovecharse en las distintas ocasiones de la vida.
Igualmente el ejercicio de la memoria facilita filtrar instantáneas importantes de las accidentales. La memoria tiene su utilidad en cuanto a capacidad de almacenamiento y para elegir los datos que tenemos en la memoria para aplicarlos de forma humana evitando todo automatismo. De aquí la necesidad de entrenar la memoria desde la infancia.
En este apartado hay que destacar que el pensamiento debe ejercitarse por el niño desde los primeros estadios del conocimiento y serán sus parientes y sus maestros quienes le enseñarán la articulación entre lo concreto y lo abstracto. Este aspecto que se destaca en La educación encierra un tesoro es un llamamiento a presentar los métodos deductivos e inductivos como complementarios y no como métodos opuestos puesto que el pensamiento, para su mejor desarrollo, requiere combinar el proceso deductivo y el proceso inductivo.
3.2. Aprender a hacer
Aprender a hacer está vinculado a aprender a conocer y son inseparables. Solo se puede poner en práctica los conocimientos cuando estos se llevan a la práctica. A medida que el trabajo humano es sustituido por máquinas para mantener los servicios y la competitividad económica, la persona necesita asimilar el progreso de dichos conocimientos generados por la innovación y, así estar preparado para participar en los contextos cambiantes del mundo laboral.
El trabajo se desmaterializa en la medida en que las tareas son cada vez más “intelectuales”, pierde fuerza lo puramente físico, esto se ve claramente en cómo se requiere cada vez más saber utilizar los mandos de las máquinas, los mantenimientos y la supervisión de las mismas. De esto se deriva que la calificación inicial para el desempeño de un trabajo requiere de un continuo reciclaje que permita adaptarse a las tareas emergentes. Los empleadores demandan una pericia inicial pero, junto a esto, se inclinan por combinar la calificación obtenida mediante los estudios formales por la aptitud para trabajar en equipo, asumir riesgos, mostrar iniciativa y resolver problemas. En este campo laboral el trabajador es un agente que permite el cambio y necesita aprender a desaprender modos o usos obsoletos para incorporarse a afrontar retos nuevos y solucionar conflictos que surgen en el desarrollo de las nuevas actividades que hay que “aprender a hacer”.
3.3. Aprender a vivir juntos
Este aprendizaje vivir juntos, aprender a vivir con los demás supone uno de los principales retos de la educación contemporánea. A lo largo de la historia los conflictos han sido habituales pero los medios de comunicación y la opinión pública acentúan el riesgo de mantener o generar conflictos. Aunque, hasta el momento, la educación no ha podido modificar las situaciones de conflicto, ha surgido el planteamiento de que en la escuela se potencie y se genere la convivencia. Ante la atmósfera competitiva de los distintos grupos se debe fomentar la colaboración y la solidaridad para que disminuya el espíritu competitivo y la búsqueda del éxito individual. Se trata de desarrollar una cultura educativa que promueva contextos de igualdad y de objetivos y proyectos comunes que contribuyan a superar los prejuicios y los enfrentamientos para dar paso a la cooperación y mediante el conocimiento de la diversidad que se llegue a fomentar la amistad. Esta educación pretenderá enseñar la diversidad para contribuir a tomar conciencia de lo que nos asemeja y nos hace interdependientes.
En la infancia se darán las primeras oportunidades para desarrollar el descubrimiento de los otros que son distintos a uno mismo y este descubrimiento de la diversidad se intensificará a lo largo de toda la vida propiciando el diálogo y el intercambio de puntos de vista y los distintos modos de actuar en la vida práctica. Todo lo cual contribuirá a fomentar el saber vivir con los demás.
3.4. Aprender a ser
El temor a la deshumanización por el desarrollo tecnológico debe contrarrestarse con la educación que permita el desarrollo de descubrimientos y experiencias estéticas, artísticas, deportivas, científicas, culturales y sociales que fomenten la libertad humana y eviten una conducta uniforme porque se dan las oportunidades de fomentar la imaginación y la creatividad. Este pilar de la educación tiene por objeto desarrollar al ser humano hasta el fin de su vida que comienza por el conocimiento de sí mismo y se perfecciona cuando se abre a las relaciones con los demás. Se trata de la maduración constante de la personalidad que tiene en la experiencia profesional un medio para alcanzarse, pues por una parte es un proceso individual que se configura dentro de la estructura social con la que se interactúa.
4. CONCLUSIÓN
La educación a lo largo de la vida debe aportar a los individuos las capacidades necesarias para gobernar su propio destino en el momento actual, en el que la aceleración del cambio está acompañada del fenómeno de la mundialización y se han modificado las relaciones interpersonales al romperse las barreras de espacio y tiempo.
Aunque la educación permanente tiene una importancia capital en todo lo que se refiere al empleo y a la competitividad empresarial, no se puede obviar que ha de contribuir a reorganizar cada una de las etapas vitales. Es decir, la educación a lo largo de la vida debe brindar el equilibrio entre el aprendizaje y el trabajo. Así como contribuir a la toma de conciencia del final de la vida laboral activa que no impide el desarrollo personal y social ni la mejora de los conocimientos, aptitudes, facultades de juicio y acción para el uso del ocio y del tiempo libre.
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