Esta primera perspectiva es llamada también racionalista, técnico científica o empíricoanalítica. Como estos nombres sugieren, se trata de un enfoque cientifista que se basa en la
aplicación de la técnica y busca una base científica en su investigación. Pero debido a excesos se
convierte a menudo en burocrática o administrativa.
Busca la objetividad del conocimiento y su generalización mediante la elaboración de una
teoría formal universal de la enseñanza. Se definen los elementos del acto didáctico en forma
operativa y se intenta obtener mediciones precisas de los resultados. Con ello se reducen los
fenómenos didácticos a los aspectos externos observables. Se pierden así de vista o se desatienden
los elementos personales y contextuales más flexibles y difíciles de controlar, ya que cada situación
dicáctica es única e irrepetible. La investigación positivista utiliza predominantemente metodologías
cuantitativas que se desprenden de una metodología experimental.
El abuso de esta perspectiva ha llevado a una concepción de la Didáctica instrumentalista y
normativa. En un campo tan complejo, hay que reconocer que se pueden establecer principios, pero
no tanto normas de actuación aplicables a todos los casos y situaciones.
Hay otra crítica a esta perspectiva, más bien de tipo ideológico. En ella subyace una
concepción de la enseñanza, de la escuela y del curriculum como instrumento de control y
reproducción social para mantener inalterado el statu quo vigente, es decir para que no cambien
demasiado las cosas en el reparto del poder en la sociedad.
2. Perspectiva práctica.
Esta perspectiva busca la descripción y la comprensión de la acción didáctica en su contexto
real. Por ello encuentra su fundamentación en la sociología, la antropología e incluso en la
sociolingüística. Se concede en ella importancia a los elementos humanos de cada situación educativa. Y construye la teoría a partir de la realidad práctica que describe en su propio contexto.
Intenta comprender la vida cotidiana de las aulas, teniendo en cuenta las significaciones, actitudes y
pensamientos de los participantes. Sus métodos de investigación son fundamentalmente
cualitativos.
La variable fundamental en este enfoque es el contexto. Se estudia la repercusión de las
características del ambiente próximo como subsistema del ambiente más amplio. Hay una referencia
a la teoría general de sistemas y se estudia el aula como ecosistema.
La influencia de la fenomenología es patente en la etnometodología como paradigma de
investigación en las ciencias sociales, en las ciencias antropológicas y también en las ciencias de la
educación. También la Didáctica ha seguido esta orientación.
En esta perspectiva se revaloriza la intersubjetividad, se recurre a la intuición en la
comprensión de los fenómenos sociales, aunque hay una insuficiencia para objetivar los objetos de
conocimiento. Se busca un análisis descriptivo de la realidad empírica a base de experiencias
compartidas.
La etnometodología busca interpretar y transformar la realidad social. Procede al estudio de
la vida cotidiana, al análisis de las relaciones socioculturales, las normas, reglas y códigos que emplea
la gente, e incluso la forma de utilizar el lenguaje.
A partir de mediados de la década de los años 70, predominan en ciencias sociales los
enfoques metodológicos etnográficos, situacionales y cualitativos que son incorporados también a la
Didáctica. Por la importancia concedida a los significados, profesores y alumnos procesan la
información y elaboran comportamientos. La Didáctica, así, estudia el flujo de acontecimientos que
tienen lugar en el aula, interpretando este ecosistema que es el aula, como un sistema social.
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