Existen periodos sensibles, etapas en las que los aprendizajes tienen lugar de manera más rápida, económica y eficiente. Ocurre igual con el aprendizaje de los componentes fonológico y gramatical del lenguaje.
Fonética: Durante el primer año de vida extrauterina.
Los recién nacidos y hasta los 10 ó 12 meses pueden diferenciar cualquier idioma, pero la experiencia con los sonidos a los que están expuestos hace que aprendan uno y no otro. Pasado ese tiempo, el aprendizaje va a seguir siendo posible a media que nos alejemos de él será más dificultoso y menos eficiente, y requerirá de la participación de más estructuras cerebrales.
Hasta los 12 años de edad es el periodo sensible para la adquisición del acento característico de un idioma.
Gramática: Desde el nacimiento a los 3 años. El aprendizaje gramatical se realiza casi exclusivamente en el hemisferio cerebral izquierdo.
Después de los 3 ese periodo, requerirá la participación conjunta de zonas del hemisferio derecho, por lo que conforme avanza la edad el aprendizaje requiere mayor esfuerzo y uso de estrategias neuronales distintas que son menos efectivas.
A partir de los 13, los patrones de activación neuronal son complejos y es complicado llegar a un estado óptimo de agilidad del uso expresivo y comprensivo de este componente.
Consecuencias àhay q facilitar suficientes y variadas experiencias lingüísticas durante los periodos sensibles para garantizar los aprendizajes convenientes a un correcto y eficiente uso del idioma y cuanto más temprano nos iniciemos en los idiomas extranjeros con más eficiencia se aprenderán.
A parte de en los periodos sensibles su aprendizaje se produce a lo largo de la vida, aunque con mayor dificultad. Y hay que resaltar las diferencias interindividuales tanto en la duración de estos periodos sensibles como en la intensidad del aprendizaje (no somos todos iguales).
Semántica y pragmática: pueden adquirirse con la misma efectividad a lo largo de toda la vida. A más edad, más eficiente incluso.
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